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Bohoyo

Bohoyo es un municipio abulense enclavado en la comarca de El Barco de Ávila, en el valle del río Tormes aguas arriba de la villa barcense. Ocupa una extensión de 72,91 kilómetros cuadrados de la vertiente septentrional de la sierra de Gredos. Su tierra se descuelga en brusca pendiente desde una altitud de más de dos mil metros hasta el cauce del río, que fluye de este a oeste y cierra el término por el norte, a 89 kilómetros de la capital de la provincia y a 10 de El Barco de Ávila.

Historia

El primer texto conocido que hace referencia a Bohoyo data del 12 de mayo  de 1330. En esta fecha, el monarca Alfonso XI, de acuerdo con sus oficiales, establece un ordenamiento para la ciudad de Ávila a fin de evitarlos disturbios que le habían denunciado.

Uno de los mandatos contenidos en este ordenamiento obligaba al obispo de Ávila a renunciar a sus aspiraciones sobre Bohoyo, Horcajo  y Zapardiel de la Ribera: “Et otrosí manda nuestro señor e tiene por bien que Buenfoyo e los Forcajos e Çapardiel , que son en Valdecorneja, en término de Ávila, e que falla que son sus aldeas de Ávila e manda al obispo que las tiene que ge las dexe desembargadas”. (Documentación Medieval de la Extinguida Universidad y Tierra de Ávila. Volumen I. Carmelo Luis López y Gregorio del Ser Quijano).

El mismo Alfonso XI concede el Señorío de Valdecorneja a D. Alfonso de la Cerda por un privilegio rodado fechado en 1331, excluyendo de su ámbito jurisdiccional la aldea de Bohoyo porque ya se la había dado a su fiel camarero Fernando Rodríguez Pecha.

Siglo XIV

En 1401, el biznieto de Rodríguez Pecha, Iñigo López de Valdés, vendió el Señorío de Bohoyo por cuatro mil ducados de oro del cuño de Aragón a D. García Álvarez de Toledo, III Señor de Valdecorneja, “con todos sus términos e tierras e vasallos e con todas sus pertenencias, e con todo el señorío, e la justicia cevil e criminal, alta e baxa, e con el mero mixto imperio e con todos los derechos e pechos e rentas e tributos e fueros e usos e costumbres…”  Autorizó y confirmó esta venta el Rey Enrique III por un privilegio fechado en abril de ese mismo año.

La dignidad de villa la ostenta Bohoyo al menos desde mediados del siglo XV. El año 1445 se reúnen en La Horcajada los regidores de las villas de Piedrahita,  Barco de Ávila, El Mirón, Bohoyo y La Horcajada para hacer el reparto del segundo pedido del Rey. El acta que recoge los importes  que corresponden a cada villa señala: “Copo a la villa de Bohoyo quatro mill e seiscientos e noventa maravedíes. IIIIMDCXC.”

En 1448 murió D. García  Álvarez de Toledo, V señor de Valdecorneja, I Duque de Alba y también Señor de Bohoyo. La partición de su herencia trajo desavenencias entre sus hijos D. Fadrique y D. García, motivadas  por la distinta interpretación que hacían de las disposiciones testamentarias de su padre.

Tras diversos estudios e intervenciones realizados por expertos y letrados ambos hermanos convinieron que D. Fadrique, el primogénito, gozara del Señorío de Valdecorneja y diera a su hermano “trescientos vasallos en las villas de la Forcajada y Bohoyo, con sus tierras e términos e jurisdicción civil e criminal”, más  240.000 maravedises de renta sacados de otros heredamientos.

El resultado de este conflicto familiar trajo, por tanto, entre otras cosas,  el nacimiento de los Señoríos de Bohoyo y La Horcajada independientes del Señorío de Valdecorneja.

Señorios

Como señorío independiente, Bohoyo tuvo sucesivamente cuatro Señores: D. García Álvarez de Toledo, I Señor; D. Fernando de Toledo, II Señor; D. Antonio de Toledo y Lima, III Señor, y D. Antonio de Toledo y Dávila, IV Señor, todos ellos con residencia habitual en La  Horcajada.

D. Antonio de Toledo y Dávila fue elevado a la dignidad de marqués, I Marqués de Bohoyo, por concesión del monarca  Felipe III. La Real Academia de la Historia sostiene que él sí se atribuyó esta concesión, pero que no hay constancia histórica  de ella. Murió en Madrid en 1631 sin dejar descendencia.

Pedro de Alvarado, escribano del Rey, da testimonio de su muerte: “…hoy día de la fecha de este domingo, entre diez y once de la noche, he visto muerto al Sr. D. Antonio de Toledo, Marqués de Bohoyo, Mayordomo de la Reina, nuestra Señora, caballero del hábito de Alcántara, a quien doy fe reconocí…” Su muerte planteó un nuevo conflicto sucesorio.

Aspiraban a sucederle en sus estados D. Manuel de Porres Vozmediano y Toledo, sobrino carnal, hijo de su hermana Mariana, y el Duque de Alba, Antonio Álvarez de Toledo y Beamout, hijo de un primo tercero. La Real Chancillería de Valladolid, que entendió del asunto, sentenció en 1636 a favor del duque de Alba. Fundamentó esta sentencia en que, tanto el mayorazgo de Bohoyo como el de La Horcajada, habían sido creados como mayorazgos de agnación, de varonía, es decir, que sólo  los varones  estaban llamados a la sucesión, las mujeres estaban excluidas.

De esta forma, Bohoyo y La Horcajada perdieron la independencia que poseían como señoríos y quedaron agregados al Señorío de Valdecorneja, bajo el gobierno del Duque de Alba.

Siglo XIX

En 1802, Bohoyo se vio involucrado en un nuevo pleito sucesorio, Ese año moría la Duquesa de Alba, Dª María Teresa del Pilar Cayetana, sin dejar descendencia. El Ducado de Alba fue heredado por Carlos Miguel Fitz-James Stuart Silva Álvarez de Toledo, Duque de Berwick, hijo de un primo segundo. Valdecorneja, por ser de concesión de Enrique II y haber sobrevenido una traslineación o quiebra en la línea recta de sucesión, revertió a la Corona, conforme establecía la legislación vigente.

La autoridad real que asumió  la gobernación de Valdecorneja, lo hizo también de la villa de Bohoyo, de la que tomó posesión el 21 de noviembre de 1804, así como de otras propiedades  que gozaba la Casa de Alba. El Duque de Berwick recurrió a los tribunales en defensa de esas propiedades que el estado le había usurpado.

La sentencia del Real y Supremo Consejo de Hacienda, fechada en 1816, reconoció que Bohoyo era independiente de Valdecorneja, adquirido por compra directa, no por merced de Enrique II, y que, por tanto, no estaba sujeto a la reversión, por lo que tuvo que ser devuelto al Duque de Alba con los frutos y rentas que había producido en esos años.

En 1837 quedó suprimido definitivamente en España el régimen señorial y se estableció una organización territorial basada en la uniformidad administrativa, regida por un cuerpo de leyes de aplicación general a todo el territorio. Bohoyo dejó entonces de ser villa eximida con jurisdicción propia y quedó integrado en la jurisdicción del partido judicial de El Barco de Ávila

Monumentos

El monumento más hermoso y significativo de la villa de Bohoyo es la iglesia parroquial. Se alza airosa y esbelta en el centro neurálgico del pueblo. Es una construcción de finales del  siglo XVI. Consta de tres partes esenciales: una elevada y robusta cabecera poligonal de traza gótica, debida a los maestros canteros Diego Martín de Vandadas y Miguel Sánchez, el cuerpo central o nave y la torre.

Las tres partes ordenadas en línea recta según el eje del templo. Cuenta además, con un acogedor pórtico ubicado en la fachada meridional de la nave, más la sacristía y la casa rectoral adosadas al muro septretional.

Los paramentos exteriores están construidos con sillares de granito delicadamente trabajados, salvo una pequeña superficie de la fachada occidental y los laterales del pórtico, que son de mampostería.

Esta iglesia es el resultado de la ampliación y mejora que se llevó a cabo sobre otra iglesia preexistente. Se desconocen las características de la antigua. En 1458 ya existía (Libro de los veros valores del obispado de Ávila. Archivo de la iglesia catedral de Ávila).

Probablemente sería de planta más reducida que la actual y de fábrica más pobre. El deseo de ampliarla y dotarla de una fábrica más digna impulsaría las reformas posteriores que han dado lugar al edificio actual.

Construcción

La construcción de la cabecera y capilla mayor está perfectamente documentada (Archivo Diocesano. Ávila. Legajo corto, caja 2, documento 20). Inicia los trabajos el maestro cantero Juan Gutiérrez, vecino de la ciudad de Ávila, oficial que fue del escultor y arquitecto Lucas  Giraldo. En 1582 estos trabajos estaban paralizados. Desconocemos la causa de esta interrupción, pero pudo estar motivada por la muerte del maestro cantero, ya fallecido en esa fecha.

El 23 de agosto de 1582 se firmaba en Ávila el contrato para “proseguir y acabar la obra de la capilla mayor que está comenzada y sea obligado a proseguir todas las paredes de la dicha capilla del grosor y tamaño que al presente están paradas”. Diego Martín de Vandadas y Miguel Sánchez, vecinos de la ciudad de Ávila fueron los maestros de cantería contratados para llevar a feliz término este proyecto.

En el año 1588 se dio por terminada esta obra. Los maestros Bartolomé Moreno, vecino del lugar de Cardeñosa, y Juan Vela, vecino de la ciudad de Ávila, inspeccionaron el trabajo realizado y certificaron: “la obra está firme y fuerte y bien acabada, conforme a la traza y condiciones establecidas”.

Capilla

La capilla mayor era ya una realidad. Pero ¿en qué estado se hallaba el resto de la fábrica? Para contestar a esta pregunta no disponemos de ninguna referencia documental, contamos tan solo con el recurso de la observación directa de los elementos construidos. La parte inferior de la fachada occidental del templo presenta una pequeña superficie construida en mampostería, recrecida por sus lados y parte superior con sillares graníticos similares a los del resto de la nave.

Campanario

La torre del campanario, torre-puerta,  que está construida con piedra de otra textura y calidad, poco seleccionada y con sillares únicamente en las esquinas y vanos, se adosa al muro de la iglesia por su parte inferior, la que coincide con la mampostería, pero sin integrarse en  él. Por la parte superior, donde está el recrecido de sillares, ocurre todo lo contrario, es el muro de la iglesia el que se adosa a la torre. Estas características nos permiten situar en el tiempo a cada uno de estos elementos arquitectónicos.

El muro de mampostería sería el más antiguo, probablemente el único vestigio  que se conserva del templo antiguo. La torre del campanario se construiría más tarde, adosándole al muro ya existente. Y por último, en fecha posterior se haría el recrecido de sillares de esta fachada occidental como parte integrante del proyecto de levantamiento de toda la nave. Comparando la torre con otros campanarios similares de la comarca podríamos fijar su construcción a comienzos del siglo XVI.

Interior

En el interior de la iglesia sorprende gratamente la amplitud de los espacios. Una nave espaciosa y elevada conduce a una grandiosa bóveda  vaída, bajo la cual luce con esplendor un extenso y vistoso retablo de estilo churrigueresco de granes proporciones, muy esbelto; ocupa todo el fondo plano del ábside. Se compone este retablo de un zócalo de cantería, el banco, un cuerpo muy sólido, y el ático, ya más ligero. En el banco hallamos cuatro cuadros pictóricos sobre lienzo, bastante oscurecidos, iguales dos a dos.

El cuerpo principal del retablo arranca con cuatro robustas columnas salomónicas que lo dividen en tres calles y enmarcan tres espaciosas hornacinas, limitadas por arcos de medio punto. La hornacina central, la más destacada y la de mayor amplitud, ubicada en un nivel superior a las otras dos, alberga una imagen coronada de Nuestra Señora de la Asunción en actitud de elevación hacia el cielo, acompañada de varios angelitos que flotan a  su alrededor.

En la hornacina de la derecha se asienta la imagen de san Pedro, y la del lado izquierdo, la de san Pablo. Bajo la hornacina que da cobijo a la Virgen, en un plano ligeramente adelantado, se halla el tabernáculo, muy hermoso, que exalta por encima de todo el misterio de la Eucaristía.

El ático se cierra en semicírculo  con dos quebraduras. Dos columnas, también salomónicas, pero de menor tamaño y grosor que las del cuerpo inferior forman otras tres hornacinas más pequeñas. La centra está ocupada por una representación de la Santísima Trinidad; en las laterales se encuentran dos efigies que parecen ser las virtudes de la Fortaleza y la Justicia.

Retablo

Este retablo se hizo siendo cura propio de la parroquia Juan Campero de torrecilla. Es obra del maestro tallista Juan de Solís, vecino de la ciudad de Ávila, realizado entre los años 1695 y 1698, Importó, según consta en el libro de fábrica de la iglesia, 283.747 maravedises

La iglesia posee otros dos altares laterales, ubicados a derecha e izquierda junto a la balaustrada que cierra el presbiterio. El de la derecha alberga una imagen vestida de la Virgen conocida  con la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, aunque, a veces, se la hace representar otros misterios de gozo y de dolor.

La adquirió la parroquia en 1719. El altar de la izquierda lo ocupa una imagen de san Antonio de Padua, imagen muy bella y valiosa, de las más  logradas artísticamente. Estos dos altares y sus respectivos retablos, idénticos en todo, son obra del maestro tallista José Manuel de Incera Velasco, vecino de la villa de Barrado, construidos en 1761.

Otra imagen más de la Virgen que posee esta iglesia es la llamada Virgen del Rosario, imagen muy valiosa artísticamente, primorosamente  labrada, una joya de esta iglesia.

Ermitas

El municipio cuenta, además, con cuatro ermitas, una en cada núcleo de población, todas ellas de gran sencillez, pero con peculiaridades propios.

La de Navamojada se reedificó y amplió en 1925, la de Los Guijuelos ya existía en 1561 al menos. La de Bohoyo, tras llevar más de veinte años arruinada, se reedificó también en 1880. Y la de Navamediana, de cuya existencia carecemos de datos.

Fisiografia

Bohoyo está condicionado por la abrupta topografía del terreno. Dos grandes cordales montañosos, la Sierra Llana, con el Alto de las Batallas (2.258 m.s.n.m.), y la Cuerda del Tormal, cuya cima más elevada es el Pastor de Mena (2.100 m.s.n.m.), delimitan el término municipal hacia el Sur.

El límite septentrional está definido por la Cuerda de los Copetes en el sector oriental y el río Tormes en el área occidental del municipio. Mientras por el Este el límite municipal está definido por la superficie de cumbres de la Plaza de Toros (2.311 m.s.n.m.), Risco del Fraile (2.342 m.s.n.m.) y Belesar (2.413 m.s.n.m.).

Finalmente, una tercera divisoria montañosa, la Cuerda del Caramito, cuya cimas más elevadas son el Meapoco (2.396 m.s.n.m.) y el Berrueco (2.254 m.s.n.m.), fragmenta el municipio en dos importantes valles, Navamediana y Bohoyo.

Información sacada de www.bohoyo.es y www.bohoyo.net